María es grande precisamente porque quiere enaltecer a Dios en lugar de a sí misma. Ella es humilde: no quiere ser sino la Sierva del Señor (cf. Lc 1, 38,48).
Sabe que contribuye a la Salvación del mundo, no con una obra suya, sino sólo poniéndose plenamente a disposición de la iniciativa de Dios.
María es una Mujer de Esperanza: sólo porque cree en las promesas de Dios y espera la Salvación de Israel, el Ángel puede presentarse a Ella y llamarla al servicio total de estas promesas.
Benedicto XVI: Deus Caritas est: Dios es amor, 41
Fuente: www.mariadenazaret.com
Bendiciones…
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