María responde al Ángel: He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra.» Así, anticipa la tercera invocación del Padre Nuestro: «Hágase Señor Tu Voluntad. »
Ella responde con un «sí» a la Voluntad de Dios, una Voluntad aparentemente demasiado grande para un ser humano; María dice «sí» a la Voluntad Divina, se coloca ante esa Voluntad, integra toda su existencia a través de un gran «sí» en la Voluntad de Dios y abre así la puerta del mundo a Dios.
Adán y Eva, con su «no» a la voluntad de Dios, habían cerrado esa puerta. «Hágase Señor Tu Voluntad»: María nos invita también a pronunciar ese «sí» que parece a veces tan difícil.
Nosotros estamos tentados a preferir nuestra voluntad, pero Ella nos dice: «Sed valientes, decid vosotros, también: « Hágase Señor Tu Voluntad», pues esa es la Voluntad del bien.
Al principio, puede parecernos un peso casi insoportable, un yugo que no es posible soportar, pero en realidad, la Voluntad de Dios no es un peso, la Voluntad de Dios nos da alas para volar muy alto, y nosotros también podemos atrevernos, con María a abrirle a Dios la puerta de nuestra vida, las puertas de este mundo, diciendo «sí» a su Voluntad, teniendo consciencia que su Voluntad es el verdadero bien y que ella nos guía hacia la felicidad verdadera.
Benedicto XVI: Homilía, 18/12/05
Fuente: http://www.mariadenazaret.com/
Bendiciones…
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