No se puede de hecho comprender al hombre hasta el fondo sin Cristo.
O más bien, el hombre no es capaz de comprenderse a sí mismo hasta el fondo sin Cristo.
No puede entenderse quién es, ni cuál es su verdadera dignidad, ni cuál es su vocación, ni su destino final.
No puede entender esto sin Cristo.
Y por esto no se puede excluir a Cristo de la historia del hombre en ninguna parte del globo… excluir a Cristo de la historia del hombre es un acto contra el hombre.
En Él se hace la historia de la Salvación.
(Juan Pablo II, 2 junio 1979)
Bendiciones...
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