Hace casi tres siglos, la Virgen tuvo un encuentro particular con el pueblo brasileño. Los orígenes de su Santuario están ligados al descubrimiento de una pequeña Imagen sonriente de Nuestra Señora que tres pescadores vieron emerger de las aguas, entre sus redes. Los pescadores vieron en este hecho un signo de la protección especial de la Virgen.
Desde aquel lejano mes de septiembre de 1717 hasta hoy, se ha desarrollado en el seno del pueblo brasileño un culto especial por la Virgen que ellos llaman simplemente "la Aparecida".
Pero mucho antes de esta extraordinaria aparición, ya existía una profunda Devoción por la Madre de Jesús en el corazón de los cristianos de Brasil, Devoción que les habían heredado los portugueses, a la cual le han conferido, a lo largo de los años, un matiz, una motivación y una orientación personal.
El Amor y la Devoción por la Virgen María figuran entre los rasgos característicos de la religiosidad del pueblo brasileño.
S.S. Juan-Pablo II: Carta a
Mons. Raymundo Damasceno Assis
Centenario coronación de la Estatua de Nossa Senhora Aparecida
Bendiciones…
La Luz, el Amor, la Paz de Jesús y de la Bella María
están en ustedes
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