Yo comprendí sin la mínima confusión, de qué forma el Altísimo es infinito en sustancia y en atributos, en unidad de esencia y en trinidad de Personas, eternamente iguales.
Lo vi primero en un gran desierto vacío de toda criatura de las que no necesitaba y asistí a su decreto de realizar obras ad extra, es decir a sacar del vacío a todos los seres presentes en su pensamiento.
Entonces, tuve la osadía de preguntarle el orden que había hecho en ese desierto para saber el lugar que ahí ocupaba la Madre de Dios. Ella se dignó satisfacer mi deseo y voy a decirles el orden que yo descubrí en sus ideas.
Bienaventurada María de Agreda,
La Ciudad Mística o Vida divina de la Santísima Virgen
(Parte 1, capítulo 1).
Bendiciones...
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