Por qué no me ayuda Dios? -me preguntaba-.
Y Él me respondió: "No me lo haz pedido".
Quería sentir la alegría y la belleza,
pero el día continuó triste y sombrío.
Me preguntaba por qué Dios no me las había dado
y Él me dijo: "Es que no me las has pedido".
Intenté abrirme paso hasta la presencia de Dios
y probé todas mis llaves en la cerradura
y Dios me dijo suave y amorosamente:
"Hijo mío, no has llamado a mi puerta".
Pero esta mañana me levanté temprano
y me tomé una pausa antes de arrostrar el día.
Tenía tantas cosas que hacer,
que tuve que tomarme tiempo para orar.
Anónimo
Bendiciones...
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