Dios te salve María, Madre de Cristo y Madre Nuestra!
¡Dios te salve, dulce Madre, amada intercesora!
Me confío a tus cuidados de Madre
y te pido lleves mis peticiones
ante tu Hijo Jesús.
Asiste maternalmente, ¡Oh María! a cuantos
te invocan como
su intercesora ante tu Hijo Jesús.
Ayúdanos para que sintamos esa necesidad
de buscar a tu Hijo
que es Camino, Verdad y Vida.
Que siempre recordemos aquellas palabras
que diste a los sirvientes en las bodas de Caná,
palabras que a la vez fueron consejo para ellos, para nosotros
y para las generaciones venideras "Haced lo que Él os diga.”
Y siguiendo tu consejo, se multiplique en nuestras vidas,
en nuestra familia, en nuestra comunidad,
el vino del Amor, de la Fe, de la Esperanza
y de la Alegría.
Madre, enséñanos a decir ‘Sí’ así como tu lo hiciste, a todos los
proyectos y pruebas que vengan de tu Hijo Jesús.
Que proclamemos las maravillas del Amor de Dios,
así como lo hiciste al visitar a Isabel.
Comunícanos tu espíritu de adoración a Jesús en nuestra vida
cotidiana; tu capacidad de interiorización
de los Misterios del Dios vivo,
de la vida pública y de la Pasión de tu Hijo Amado.
Ayúdanos Madre a tener cada día una vida
de entrega y generosidad.
Que nos demos a los demás sin pensar
en recompensa alguna.
Santísima Virgen María, ayúdanos
a saber contemplar el rostro de Cristo
y así podamos vivir con mayor
autenticidad nuestro compromiso de bautizados,
que sepamos cumplir con Amor
ese compromiso de ser hijos
muy amados de Dios.
Amén.
Bendiciones...
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