Proseguía su viaje, entraba ya en la ciudad, llegó a la Ermita de san Sebastián, y a la puerta principal, como aún hoy se ve contigua al real, al llegar enfrente de ella el mestizo bruto se dejó caer con su cajón en el suelo: pensó que era fatiga y rendimiento al peso que le oprimía, acudieron unos y otros a levantar a la mula, valiéndose de las fuerzas, ardides y diligencias que dicta el despecho y la impaciencia de los de aquel ejercicio.
Todo empeoró, fue en vano y cansados los sirvientes, hubo el dueño principal de entrar a la ciudad.
Notició a la justicia del caso, pidió se abriese en su presencia el cajón, y lo que en él hallasen quedara por autoridad depositado hasta en tanto constase de un legítimo dueño. Pasó la averiguación de un alcalde ordinario; mandó que descargasen la caja, se hizo y esto bastó para que se levantase la mula que estaba todavía en el suelo, ya buena y sana al parecer, pero muy a breve rato volvió a caerse muerta.
Pareció a todos efectos del trabajo y gran peso de la caja y abierto el cajón que contenía una hechura de Jesucristo Nuestro Redentor que representaba su gloriosa Resurrección y una cabeza y manos con rótulo que decía: “Nuestra Señora de la Soledad al pie de la Cruz…”
El Obispo ordenó que el rostro y las manos de la Virgen quedasen depositados en la Ermita de san Sebastián, por haber ocurrido frente a ella el incidente de la bestia, y que a la Ermita de la santa Veracruz (después Templo del Carmen de Arriba) se enviase la escultura de Cristo.
Por el origen que traía la recua, es de suponer que aquellas imágenes procedían de algún taller español. Iban con destino a Guatemala, según algunos opinan, y no venían de allí como frecuentemente se había creído; sin embargo, sería necesario un estudio más minucioso para determinar su origen.
Así se convirtió la Bella Virgen de la Soledad en Patrona de Oaxaca.
Pronto adquirió cuerpo el proyecto de levantar una Iglesia para culto de la Virgen, precisamente en el mismo lugar donde había tenido lugar aquel suceso; gracias a la magnificencia del rico arcediano don Pedro Otálora y Carvajal, se emprendió la fábrica del nuevo Templo que es uno de los más bellos del sur de México. Fue consagrado el 6 de septiembre de 1690 por el Obispo Sariñana.
Bendiciones…
La Luz, el Amor, la Paz de Jesús y de la Bella María
están en ustedes
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario. Dios te bendice, ten un bonito día