Dios de todos los tiempos,
en mi visita a Jerusalén, la "Ciudad de Paz",
hogar espiritual de judíos, cristianos y musulmanes,
traigo ante ti las alegrías, las esperanzas
y las aspiraciones,
los intentos, el sufrimiento y el dolor
de todos los pueblos del mundo.
Dios de Abraham, Isaac y Jacob,
escucha el llanto de los afligidos, los temerosos, los desesperados,
envía tu paz a Tierra Santa,
a Medio Oriente,
a toda la familia humana.
Mueve el corazón de quien invoca tu Nombre,
para que camine humildemente por el camino de la justicia y la compasión.
"¡Bueno es Yahveh para el que en él espera,
Para el alma que le busca" (Lam. 3, 25)
Amén.
Mayo 12, 2009
Bendiciones…
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