¡Cómo abruma, Señor, tanto pecado
en esa Cruz que tú llevaste a cuestas!
¡Cuántas culpas y acciones deshonestas
hirieron el dintel de tu costado!
¿Cuántas veces, Jesús, me has perdonado
y en amargo silencio me amonestas?
¿Qué más preguntaré? ¡Cuántas respuestas
nos da esa Cruz en la que estás clavado!
Cristo Jesús, mi corazón doliente
va meditando al par de tus dolores
todo el Amor que en tu Pasión me inspiras.
De rodillas me postro reverente
y te pido el perdón de mis errores
desde esa Cruz, donde colgado expiras.
Por
José María Zandueta Munárriz
Bendiciones…
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