Si pudiéramos imaginarnos el estupor de los Magos frente al Niño envuelto en sus sábanas.
Sólo la Fe les permitió reconocer en ese Niño al Rey que buscaban, el Dios hacia el cual la estrella les había guiado.
En Él, se colma el abismo entre lo finito y lo infinito, entre lo visible y lo invisible, el Eterno entra en el tiempo, el Misterio se da a conocer ofreciéndose a nosotros en la figura frágil de un Niño.
Benedicto XVI, Pasajes de su homilía en Colonia,
18 agosto, 2005, J.M.J.
Que este año esté lleno de salud y cosas buenas para todas y todos.
Bendiciones…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario. Dios te bendice, ten un bonito día