Oh, Rosa sin espinas,
Flor de Virginidad,
Tú, a quien desde la Eternidad,
Dios colma de esplendor Divino.
Como la abeja en el cáliz de las flores
El Rey de reyes, en tu Seno, liba la vida.
Dígnate acercarnos a tu corola bendita
Y con los perfumes del Cielo
Embalsamar nuestros corazones.
Padre Joseph Tissot,
Misionero de San Francisco de Sales
Bendiciones…
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