Mi alma era feliz Santa Madre mientras tuve la dicha de contemplarte.
Me complace tanto recordar esos dulces momentos pasados bajo tu mirada
llena de Bondad y de Misericordia.
Sí, tierna Madre,
Os habéis rebajado para venir a la tierra y aparecerle a una simple niña.
Reina del Cielo y de la Tierra, habéis querido serviros de lo que había de más humilde según el mundo.
Texto de Santa Bernadette Soubirous
Bendiciones…
La Luz, el Amor, la Paz de Jesús y de la Bella María
están en ustedes
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