Ella es ese valle del Hebrón, por su humildad y por su fuerza.
Ella es fuerte por su participación en la fuerza, de la que se ha escrito: «El Señor es fuerte y poderoso.» Ella es esa Mujer fuerte que nombra Salomón: «Una Mujer fuerte, ¿quién la encontrará?»
Eva, aunque fue creada en el paraíso, sin corrupción, sin mancha, sin enfermedad ni dolor, se reveló débil, enferma. «¿Quién encontrará, entonces, esa Mujer fuerte?» ¿Podremos encontrarla en esta tierra de miserias, cuando no fue posible encontrarla en la beatitud del paraíso?
Dios Padre encontró a esa Mujer, y la encontró para santificarla; el Hijo la encontró para en Ella quedarse; el Espíritu Santo la encontró para iluminarla; y el Ángel la encontró para saludarla así:
« ¡Salve, Llena eres de Gracia, el Señor es contigo!»
He aquí la Mujer fuerte, Ella, en quien la ponderación reemplaza la curiosidad, en quien la humildad excluye toda vanidad, en quien la Virginidad está desprovista de toda voluptuosidad.
San Aelred de Rievaulx (1109-1167)
Bendiciones...
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