¿DÓNDE?
En la puerta del confesionario de cualquier iglesia.
En la persona de cualquier sacerdote sabio o ignorante, anciano o joven.
En el único tribunal donde la sentencia siempre es ABSOLUCION.
¿PARA QUÉ?
Para perdonarte tus pecados.
Darte Gracia para no volver a cometerlos.
Devolverte la Paz y la tranquilidad.
Para que comiences una vida nueva, sin cuentas pendientes.
¿CÓMO?
Sin ningún rencor.
Con los brazos abiertos. Como al hijo que se ha ido y vuelto al hogar.
Con un nuevo plan para vivir, mejor que el que echaste a perder.
SOLAMENTE TE PIDE
Lo que tú pedirías a un hijo: Un humilde reconocimiento de que has hecho mal.
Una valerosa confesión de tus faltas.
Un sincero arrepentimiento y deseo de no cometerlas más.
Examina tu conciencia con sinceridad y...
Ve y dilo al sacerdote:
Con claridad, sin disfrazarlo.
Con sencillez.
Aunque te dé vergüenza.
Y SABRÁS LO QUE ES LA PAZ DE DIOS.
¡Sea para Gloria de Dios!
Fuente:iglesia.org
Bendiciones...