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A Jesús por la Bella María

A Jesús por la Bella María

Hermosa María de Tlaltenango Patrona de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, México

Hermosa María de Tlaltenango Patrona de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, México
Su fiesta es el 8 de septiembre

sábado, agosto 30, 2008

Ella es más Madre que Reina

Sabemos que la Santa Virgen es
la Reina del Cielo y de la tierra.
Pero Ella es más Madre que Reina y no se diga que,
debido a esas prerrogativas,
eclipsa la gloria de todos los santos,
así como el sol al salir hace
desaparecer a las estrellas.
Que una Madre disminuya
la gloria de sus hijos.
¡Qué cosa más extraña!
Yo pienso todo lo contrario:
creo que Ella aumentará el esplendor de los elegidos.
Santa Teresa del Niño Jesús
Últimas entrevistas: 21.8.1897
Bendiciones...

lunes, agosto 25, 2008

Mensaje de los Obispos Mexicanos contra el aborto

"Nos decimos a los gobernantes, que son los primeros responsables del Bien común y que tanto pueden hacer para salvaguardar las costumbres morales: no permitáis que se degrade la moralidad de vuestros pueblos; no aceptéis que se introduzcan legalmente en la célula fundamental, que es la familia, prácticas contrarias a la Ley Natural y Divina." (Encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI, Nº23) Oremos a Jesús y a la Bella María para que en ningún país o ciudad se atente contra ese Don de la Vida que Dios mismo nos regaló ni contra ninguno de sus hijos, sean pequeños o grandes. Bendiciones...

viernes, agosto 22, 2008

La Bella María es Reina del universo II

Por: Thalia Ehrlich Garduño
Citando la Bula Ineffabilis Deus del Papa Pío XII, el Papa pone en relieve esta dimensión Materna de la Realeza de la Bella Doncella de Nazaret:
“Teniendo hacia nosotros un afecto Materno e interesándose por nuestra Salvación, Ella extiende a todo el género humano su solicitud. Establecida por el Señor como Reina del Cielo y de la tierra, elevada por encima de todos los coros de los Ángeles y de toda jerarquía Celestial de los santos, sentada a la Diestra de su Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, obtiene con gran certeza lo que pide con sus súplicas Maternas; lo que busca, lo encuentra, y no le puede faltar” (AAS 46 (1954) 636-637).
De esta manera, todos los cristianos tienen confianza en María Reina, y esto no disminuye, sino que, al contrario, cada creyente exalta su abandono filial en Aquella que es Madre en el orden de la Gracia.
La solicitud de la Hermosa María por cada persona es plenamente eficaz en virtud de su estado glorioso posterior a su Asunción.
Esto lo pone en relieve san Germán de Constantinopla, que este estado asegura la íntima relación de la Bella María con su Hijo Jesús y hace posible su intercesión a nuestro favor.
Y le dice a la Doncella de Nazaret, Cristo quiso “tener, por decirlo así, la cercanía de tus labios y de tu corazón, de este modo, cumple todos los deseos que le expresas, cuando sufres por tus hijos, y Él hace, con su poder Divino, todo lo que le pides” (Hom 1: PG 98,348).
Se puede concluir que la Asunción no sólo beneficia la comunión plena entre la Bella María y Jesús, sino que también nos favorece a cada uno de nosotros, porque estando Ella en su estado glorioso puede seguirnos en cada momento de nuestra vida.
También san Germán dice: “Tú moras espiritualmente con nosotros y la grandeza de tu desvelo por nosotros manifiesta tu comunión de vida con nosotros” (Hom 1: PG 98,344).
Así pues, en vez de haber distancia entre la Bella María y nosotros, su estado glorioso hace que haya una constante cercanía. Ella sabe lo que pasa en nuestra vida y nos sostiene con su Amor Materno en cada prueba que tenemos en nuestra vida.
Al ser elevada a la Gloria Celestial, la Hermosa María se dedica plenamente a la obra de la Salvación para comunicar a cada ser humanota felicidad que le fue dada por Dios. La Hermosa María es una Reina que da todo lo que tiene y comparte sobre todo, la vida y el Amor de su Hijo Jesús.
Bendiciones...

La Bella María es Reina del universo

Por: Thalia Ehrlich Garduño
La Veneración popular invoca a la Hermosa María como Reina.
El Concilio Vaticano II, después de que recuerda la Asunción de la Madre de Dios “en cuerpo y alma a la Gloria del Cielo”, dice que fue “elevada (…) por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores (Ap. 19,16) y vencedor del pecado y de la muerte” (Lumen Gentium. 59).
De esa manera, desde el siglo V, casi en el mismo periodo cuando el Concilio de Éfeso la proclamó “Madre de Dios”, se comenzó a atribuir a la Joven María el título de Reina.
La Iglesia, reconociendo su excelsa dignidad, quiere ponerla por encima de todas las criaturas, exaltando su función y la importancia que tiene en la vida de cada persona y de todo el mundo.
En un fragmento de la homilía, atribuido a Orígenes, aparece este comentario de las palabras de Isabel que pronunció en la Visitación:
“Soy yo quien debería haber ido a ti, puesto que eres bendita por encima de todas las mujeres, tú, la Madre de mi Señor, tú, mi Señora” (Fragmenta: PG 13, 1.902 D).
En este texto, se pasa espontáneamente la expresión “la Madre de mi Señor” al título “mi Señora”, adelantando lo que san Juan Damaceno dice, que da a la Hermosa María el título de “Soberana.” “Cuando se convirtió en Madre del Creador, llegó a ser verdaderamente la Soberana de todas las criaturas” (De la Fe ortodoxa, 4,14: PG 94, 1.157).
El Papa Pío XII, en su Encíclica Hacia la Reina del Cielo, a la que menciona el texto de la Constitución Lumen Gentium, señala como fundamento de la Realeza de La Bella María, además de su Maternidad, su cooperación en la obra redentora de su Hijo Jesús.
El Papa Pío XII, en su Encíclica Hacia la Reina del Cielo, a la que menciona el texto de la Constitución Lumen Gentium, señala como fundamento de la Realeza de La Bella María, además de su Maternidad, su cooperación en la obra redentora de su Hijo Jesús.
La Encíclica recuerda el texto litúrgico: “Santa María, Reina del Cielo y Soberana del mundo, sufría junto a la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (AA 46 (1954) 634). Hace una analogía entre la Bella María y su Hijo Jesús, que nos ayuda a entender el significado de la Realeza de la Madre de Dios.
v Jesús es Rey no sólo porque es Hijo de Dios, sino porque es también el Redentor.
v La Hermosa María es Reina no sólo porque es la Madre de Dios, sino también porque está asociada como la nueva Eva al nuevo Adán, cooperando en la obra de la redención de toda persona humana (AAS 46 (1954) 635).
En el Evangelio según Marcos podemos leer que en el día de su Ascensión Jesús “fue elevado al Cielo y se sentó a la diestra de Dios” (Mc. 16,19).
En el lenguaje de la Biblia, “sentarse a la diestra de Dios” significa compartir su poder soberano. Sentándose “a la diestra del Padre”, Él inaugura su Reino, el Reino de Dios.
Llevada al Cielo, la Madre de Dios es asociada a la autoridad de su Hijo y se ocupa de la extensión del Reino, participando en difundir la Gracia Divina en la tierra.
Observando la relación entre la Ascensión de Jesús y la Asunción de la Doncella de Nazaret, concluimos que, subordinada a su Hijo, la Bella María es la Reina que tiene y ejerce sobre el universo una autoridad que le fue dada por Cristo mismo.
El título de Reina no sustituye el de Madre, su Realeza es una consecuencia de su peculiar Misión Maternal, y expresa la autoridad que le fue concedida para cumplir dicha Misión.
Catequesis del Papa Juan Pablo II, 23 julio, 1997
Bendiciones...

domingo, agosto 17, 2008

Nuestra historia...

La vida es un instante que pasa y no vuelve.
Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va.
De nosotros depende que el sol de nuestra vida,
cuando se despida del cielo llamado “historia”,
coloreé con hermosos colores su despedida.
Colores que sean los recuerdos bonitos
que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.
Que cada momento de nuestra vida sea iluminada
con la Luz de Cristo
para que los recuerdos que dejemos a las personas
que amamos estén llenos de Amor.
Bendiciones...

viernes, agosto 15, 2008

La Asunción de la Bella María, Verdad de Fe II

Por: Thalia Ehrlich Garduño
Así, en mayo de 1946, con la Encíclica De la Madre de Dios, la Virgen María, el Papa Pío XII promovió una amplia consulta interpelando a los obispos y, a través de ellos a los sacerdotes y a toda la Iglesia, sobre la posibilidad y la oportunidad de definir la Asunción corporal de la Bella María como Dogma de Fe.
El recuento fue ampliamente positivo: sólo 6 respuestas entre 1181, manifestaban alguna reserva sobre el carácter revelado de esa verdad.
Citando este dato, Munificentissimus Deus afirma: “El consentimiento universal del Magisterio ordinario de la Iglesia proporciona un argumento cierto y sólido para probar que la Asunción corporal de la Virgen María al Cielo (…) es una verdad revelada por Dios y, por tanto, debe ser creída firme y fielmente por todos los hijos de la Iglesia” (AAS 42 (1950, 757).
La definición del Dogma, de acuerdo con la Fe universal de la Iglesia, excluye definitivamente toda duda y exige la adhesión expresa de todos los cristianos.
Después de haber subrayado la Fe actual de la Iglesia en la Asunción, la bula recuerda la base escriturística de esta verdad.
El Nuevo Testamento, sin afirmar claramente la Asunción de la Madre de Dios, ofrece su fundamento, porque pone de relieve la unión perfecta de María Santísima con el destino de Cristo. Esta unión, que se pone de manifiesto ya desde la prodigiosa Concepción de Jesús, Ella participa en la Misión de Su Hijo y, sobre todo, se asocia al Sacrificio Redentor, y Ella sigue asociada en esto con su Hijo después de la muerte.
La Bella María, unida perfectamente a la vida y la obra Salvífica de su Hijo Jesús, compartió su destino Celeste en alma y cuerpo.
La bula Munificentissimus Deus menciona la participación de la mujer en el Protoevangelio en la lucha contra la serpiente y reconociendo en la Bella María a la nueva Eva, y presenta la Asunción como consecuencia de la unión de la Madre de Dios a la Misión Redentora de su Hijo Jesús.
Al respecto afirma: “Por eso, de la misma manera que la gloriosa Resurrección de Cristo fue parte esencial y último trofeo de la victoria, así la lucha de la Bienaventurada Virgen, común con su Hijo, con la Glorificación de su cuerpo Virginal.” (AAS 42 (1950), 768).
La Asunción es por consiguiente, la meta de la lucha que comprometió el Amor generoso de la Bella María en la redención de la humanidad y es fruto de la participación única en la victoria de la cruz.
Bendiciones...

La Asunción de la Bella María, Verdad de Fe I

Por: Thalia Ehrlich Garduño
En la línea de la bula Munificentissimus Deus, el Papa Pío XII, el Concilio Vaticano II afirma que la Virgen Inmaculada, “terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la Gloria del Cielo” (Lumen Gentium, 59).
Los padres conciliares reafirmaron que la Bella María, a diferencia de las demás personas que mueren en Gracia de Dios, fue elevada a la Gloria del Padre también con su cuerpo.
Se trata de una creencia milenaria, basada en una larga tradición iconográfica que representa a la Madre de Dios cuando entra con su cuerpo en Cielo.
El Dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de la Doncella de Nazaret fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras que en las personas la resurrección de los cuerpos va a tener lugar en el fin del mundo, para la Hermosa Joven de Nazaret la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio.
El 1º de noviembre de 1950, al definir el Dogma de la Asunción, el Papa Pío XII no quiso usar el término “resurrección” y tomar posición en relación a la cuestión de muerte de la Doncella de Nazaret como verdad de Fe.
La bula Munificentissimus Deus solo se limita a afirmar la elevación del cuerpo de la Virgen María a la Gloria celeste y declara esa verdad “Dogma Divinamente Revelado.”
¿Cómo no notar aquí que la Asunción de la Bella María forma parte desde siempre de la Fe de los cristianos, el cual afirmando el ingreso de la Joven de Nazaret al Reino Celestial, ha querido proclamar la glorificación de su cuerpo?
El primer testimonio de la Fe en la Asunción de la Bella María aparece en los relatos apócrifos titulados: “El Tránsito de María”, cuyo núcleo original se remontan a los siglos II – III.
Se trata de representaciones populares, a veces noveladas, que reflejan una intuición de Fe del pueblo de Dios.
A continuación se desarrolló una larga reflexión con respecto al destino de la Madre de Dios en el más allá. Esto, poco a poco, llevó a los creyentes a la Fe en la elevación gloriosa de la Hermosa María, en alma y cuerpo, y se instituyó en Oriente las fiestas litúrgicas de la Dormición y de la Asunción de la Madre del Señor.
La Fe en el destino glorioso del alma y del cuerpo de la Bella María, después de su muerte, desde Oriente se difundió a Occidente muy rápido y, desde el siglo XIV, se generalizó.
En el siglo XX, en vísperas de la definición del Dogma, era una verdad casi universalmente aceptada y profesada por las cristianas y los cristianos de todo el planeta.
Catequesis del Papa Juan Pablo II, 2 julio, 1997
Continuará…
Bendiciones...

miércoles, agosto 13, 2008

Bajo tu Amparo...

Bajo tu Amparo nos acogemos
Santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones que te dirigimos
en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen Gloriosa y Bendita!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Bendiciones...

martes, agosto 12, 2008

La Bella María protege a Karol Wojtyla

El 6 de agosto de 1944, festividad Litúrgica de la Transfiguración, permanecerá en Cracovia como el « domingo negro »: la Gestapo barre la ciudad y detiene a los jóvenes para impedir que se repita el alzamiento de Varsovia. El arzobispo Sapieha convoca inmediatamente a sus seminaristas clandestinos con la intención de esconderlos en su residencia. (...) Cuando llega al lugar, Malinski pregunta
« ¿Karol Wojtyla está aquí? » Y, sí, ahí estaba, pero se había salvado de milagro.
Durante la redada de la víspera, la Gestapo había registrado los dos primeros pisos de la casa del N° 10 de Tyniecka. Karol estaba en su apartamento situado en el subsuelo, detrás de una puerta, con el corazón que se le salía del pecho, rezando... Los alemanes se marcharon con las manos vacías.
Georges Weigel
Juan-Pablo II: Testigo de la Esperanza
(J.C. Lattès, p. 97)
Bendiciones…

sábado, agosto 02, 2008

No hay una oración que el más lamentable pecador no pueda decir

Las oraciones a María son oraciones de reserva.
Así es, oraciones de reserva.
No existe ninguna en toda la Liturgia, ninguna,
me oyes, ni una sola que
el más lamentable pecador
no pueda verdaderamente decir.
En la dinámica de la Salvación, el ‘Ave María’
es nuestro último recurso.
Con ella nadie se puede perder.
Charles Péguy
Entrevistas con Joseph Lotte - 27 de septiembre, 1913
Bendiciones…